Yo me induje el parto

A varios años de haber tenido a mi bebé, esta para mi, sigue siendo una de las decisiones más controversiales que he tomado. No estoy arrepentida pero tampoco estoy 100% convencida de lo que hice. 

La cuestión es que mi embarazo venía bien, ya en la semana 38 Dr. Pipino tenía los órganos desarrollados y el peso necesario para nacer, así que me emocioné y comencé a esperarlo. Sin embargo, en la consulta obstétrica de la semana 39 (un día martes), me comunicó que el viernes salía de vacaciones por dos semanas, ergo: no iba a estar para mi semana número 40 y por ende la probabilidad de que tuviera a mi bebé con él se cayó por el piso. 

Eso me dejó en una situación súper vulnerable, porque a todas las inseguridades que tenía respecto al parto se le sumó que ahora encima con el profesional que había cursado el embarazo, el que presenció el crecimiento de mi bebé y me acompañó durante esos 9 meses, en el momento más esencial de mi vida NO IBA A ESTAR. La mezcla de emociones fue incalculable, siendo preponderantes la ira, el enojo y la frustración.

El tema es que amén de sus vacaciones, que claramente no iba a postergar por nosotros, el bebé iba a tener que nacer, así que muy inocentemente le pregunté cuáles eran las opciones que teníamos. Él me contestó que eran dos: la primera era esperar a entrar en labor de parto y ser atendida por su colega obstetra, una mujer a la cual había visto dos veces de paso por su consultorio, a quien no conocía y por ende no le podía tener confianza. La opción dos era programar el parto para la fecha que nosotros quisiéramos e inducirlo con oxitocina para que él me atendiera antes de irse de vacaciones. En ese momento me nublé, claro está que como el médico dejaba de atender el viernes, si optábamos por la opción B debíamos comunicarselo en ese mismo momento para que arreglara la parte administrativa con la obra social. Optamos por tener el bebé con él y programamos el parto para el día jueves.

Acá es cuando se me viene el mundo abajo pensándolo en retrospectiva. El parto salió divino, entre que me interné y tuve al nene pasaron 4 hs. solamente y lo tuve por parto natural, así que lógicamente terminé cansada pero no agotada físicamente. Sin embargo no dejo de preguntarme, ¿habré hecho bien?. Yo se que inducir el parto es una práctica común más que nada pasada la semana 40, pero a nivel espiritual siempre me quedará la duda si la criatura hubiese elegido nacer otro día. Cierto es que el miércoles anterior al parto había perdido el tapón mucoso, por lo tanto seguramente lo hubiese parido entre la semana 39 y 40, pero no se si exactamente el día en que “programamos” que naciera. ¡Lo PROGRAMAMOS!, ¿En qué momento la vida se convirtió en algo programable?. Inclusive le cambiamos el signo del zodíaco haciéndolo nacer una semana antes. Y por otro lado me pregunto si de todos modos no era el plan de la galaxia que todos estos factores estuvieran interconectados para que el bebé naciera en la fecha que nació.

Lo cierto es que en la actualidad no tengo, y ya perdí toda esperanza de tenerla, alguna resolución respecto a mi accionar. No se si actué bien o mal, lo que si se es que en ese momento de vulnerabilidad me sentí presionada a dar una respuesta sobre uno de los momentos más trascendentes de mi vida. Creo que solo mi hijo, cuando crezca y podamos hablar del tema, me dará la pauta de si mi accionar le pareció correcto, incorrecto o si simplemente no le importa. 

Y tu experiencia con el parto, ¿Cuál fue?