Pañales y cómo elegirlos

La tarea de elegir pañales no fue fácil. Comencé a averiguar y preguntar por todos lados que marca me convenía comprar. Primeramente desde mi ignorancia acerca de los pañales inclusive tuve que googlear que significaba RN, que ahora sé que es Recién Nacido (taaa tiene lógica si una se lo pone a pensar). 

En fin, recabando información vi que existían 4 marcas que fabricaban pañales (hablemos de monopolios!) y que en líneas generales eran las dos grandes marcas, las que se adaptaban mejor a lo que hipotéticamente yo estaba buscando: que no se pasen, para evitar el recambio constante de pañales y que no paspen la colita. 

Todas las mamás con las que hablé en persona me recomendaron que comprara un paquetito de cada marca y que esperara a que nazca Dr. Pipino para ver cual le resultaba mejor a él y yo como buena madre primeriza ¿qué hice? me compré amplio stock de la marca que me sugirió mi novio, de los que según él, eran “los mejores”. Cuando digo amplio stock me refiero a 3 paquetes grandes que en total sumaban más de 100 pañales, por lo que me sentí psicológicamente aliviada por el simple hecho de saber que no iba a tener que salir corriendo a la madrugada a comprar pañales, al menos por el primer mes. 

¿Qué fue lo que en realidad terminó sucediendo?, la expectativa en mi caso parece estar siempre lejos de la realidad y el destino parece querer reírse en mi cara. Al nacer Dr. Pipino, luego de darle el alta y volver a casa, comenzó a usar sus pañales especialmente seleccionados por mí y… no le funcionaron, se le pasaba constantemente el pis y la caca y lo tenía que cambiar íntegro cada vez que se hacía caca y a veces inclusive bañarlo. 

Encima en un principio usó entre 7 y 10 pañales por día, un poco porque se le pasaba y otro poco porque cuando recién nació por ahí hacía una caquita del diámetro de un vaso y ¿qué iba a hacer, dejarlo cagado? no!, como buena madre lo cambiaba.

Me quise matar, pensaba que hacer con tantos pañales y tanta plata que parecía tirada a la basura; tragué saliva y se los puse igual, hasta gastarlos todos!!. Pensándolo ahora en frío podría haberlos revendido o algo, pero se nota que el puerperio y la falta de sueño de ese momento no me jugaron a favor para pensar en este tipo de estrategia. 

Los pañales reutilizables para mi nunca fueron una opción, porque simplemente me dije a mi misma que no me la iba a pasar lavando pañales. Se que los pañales de Dr. Pipino probablemente le sobrevivan pero antes de dar a luz le hablé a la madre naturaleza y le dije que siempre reciclo todo, pero que en esta me bancara. Así que un día cuando se me acabaron los 100 pañales y antes de volver a comprar otros, abrí una bolsita de unos que me había venido con el bolso maternal que me dieron en la obra social, que resultaron ser los de la competencia y… FUNCIONARON, la caca y el pis no se pasaban y en esos 20 minutos gloriosos y azarosos que tenía de sueño corrido y en los cuales iba de cuerpo NO se despertaba al sentir la humedad de su propia deposición.

Si tuviera una máquina del tiempo y pudiera volver atrás al momento que le dí comprar a los pañales pensando que estaba haciendo “la inversión de mi vida”, me diría: momento!, compra un paquetito de cada uno y probá, probá que le queda más cómodo y que le hace mejor, que la ansiedad no te gane la pulseada.

Y a vos ¿qué te pasó, cuál fue tu experiencia?